Quizás el sol, las vacaciones, responsabilidades y una que otra lluvia, acortaron las actividades grandes de las cuáles estamos acostumbrados; pero esto no es motivo para que el caminante deje de crecer y aprenda a disfrutar de lo cotidiano, a veces imperceptible, de la vida. Conocer amigos, salir con los ya conocidos y comer un pescado conseguido con nuestros propios méritos del mar, es parte del escultismo.
Durante los últimos vestigios de sol y con el ciclo del fuego por culminar, los caminantes estuvieron aprendiendo a pescar en el litoral miraflorino. Comprando anzuelo, cordel y plomos; juntándose en las semanas para ir de madrugada a la playa; cocinando lo pescado y aprendiendo de un viejo lobo marino, llamado Carlos.




2 comentarios:
comentar aqui, es como pensar, y si fuera literatura, seria como un monólogo. Remembrando a Jaymes Joyce, y sus obras maestras...una dama que se convierte en roca, y no entiendo lo que escribo. xD
ala que chevere, yo no recuerdo haber hecho algo similar en mi grupo chesss lo tendre en cosas que hacer
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